sábado, 7 de diciembre de 2013

PINTURAS EN LAS PAREDES

Esa tarde iba mirando hacia el cielo. Era una tarde de principios de noviembre y el cielo nublado daba la impresión de que iba a estallar en forma de tormenta. Entonces me encontré este árbol.
En una pequeña plaza del casco antiguo de Murcia, por el castizo barrio de Santa Eulalia, este curioso árbol me protegió.
Al doblar la esquina me esperaban nuevas sorpresas: este edificio añoso, con los compresores del aire acondicionado a punto de caer fuera de la ley y esos árboles que daban a la tarde un color diferente.
Continué mi paseo por los alrededores y volví a sorprenderme: un gigante acostado sobre las ventanas de otro edificio sujetaba en su mano a un hombre. ¿Una alegoría sobre la Madre Tierra manteniendo en equilibrio sobre su dedo a toda la Humanidad agarrada a duras penas de un hilo?
Las paredes enseñan.



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